Cierta tarde mientras
caminaba por las calles del centro de Bogotá, acompañada de quien podría decirse
que es mi conciencia, dijo una frase que literalmente me llego al alma y es sobre lo que quiero escribir hoy; ciertamente la cultura, los cuentos de hadas o
nuestras madres nos han enseñado que el corazón es una tacita de té que debe
cuidarse y protegerse como un preciado bien, pero no, el corazón es un musculo que debe
entrenarse….
Sí, la tusa es horrible y el
dolor que se siente en una desilusión amorosa es fatal, pero si no la vivimos de qué otra forma vamos
a aprender a tener relaciones sanas y fuertes. ¿Leyendo Paulo Coelho? o ¿Corín Tellado? ¿Walter Riso?
No, para amar es necesario
romperse y reconstruirse; yo he sido del
discurso “tengo miedo a que me lastimen” “tengo miedo a que me hagan daño” y
hacerme la víctima cuando he sido
victimaria, pero me canse de vivir en el
miedo, de vivir asustada, de hacerme el pajazo
mental de que me van a lastimar, y si me lastiman ¿qué? O sea ¿cuál es problema?
El problema no es que duela, el problema
es que no sepa corregir los errores y siga haciendo las mismas pendejadas con
diferentes personas (por un momento me
sentí como Arjona; kill me please)
El amor es una construcción y es de dos, es entrenamiento, deseo, sacrificio y consensos, es madurar emocionalmente y
reconocer los errores de igual forma que los aciertos, es de peleas y reconciliaciones.
Por eso la invitación es a
rompernos para reconstruirnos, es a disfrutar
el infierno de la tusa para renacer en el
paraíso del amor; es a no perder la
esperanza de que algo mejor puede suceder, a soltar el pasado, vivir el
presente y edificar un futuro, a volver a tener brillo en los ojos, a reparar
el radar y escoger mejor a los compañeros del camino.
Sé que es difícil encontrar
alguien con quien uno haga clic, o alguien que haga danzar nuestro cerebro, pero en gran parte es porque nos cerramos a
las oportunidades y vamos por el mundo en una burbuja esperando que alguien la rompa para hacernos
vibrar nuevamente….. Que tal si tomamos
la iniciativa y rompemos la burbuja nosotros mismos, al menos
una sola vez para ver qué pasa.
No sé si funcione o no, pero de algo estoy
segura y es que cuando uno menos lo
espera aparece el conjunto de rarezas
que encajan celestialmente con las nuestras
y se da un romance perfecto así no sea eterno.
Recordemos a Leeloo y Korben Dallas
demostrando que el amor es lo único que puede salvarnos.
Dulces y pervertidos sueños