domingo, 26 de enero de 2020

A los amores de verano



El rayo de sol entraba por la ventana, el olor a porro y el gato tumbado en el librero le daban un aspecto de antaño a la habitación,
 ella sentada en el piso, despeinada, ensimismada tomo el libro de poemas, se entretuvo con las letras de uno los escritos,
el, sentado en un banquito al final de la escalera de madera, armando un cigarro rompió el silencio, ese silencio seductor,
con un ¿Qué haces?
Ella lo miró con cierta vergüenza al sentirse descubierta husmeando entre los libros, esos libros que a su parecer dicen más de las personas que las mismas conductas o palabras,
 te recorro entre letras, pensó en decir, pero el silencio fue el ganador de su batalla interna…..


Que sería de la vida sin los amores de verano, ya sea por la apertura emocional que provoca el clima cálido o el “modo relajado” en el que uno se encuentra, los amores de verano son intensos, pasionales, divertidos, pero efímeros….  Y es que a mi parecer uno conoce a otra persona en ese momento; cuando se acaban las vacaciones y es hora de volver a la realidad uno se da cuenta que la persona es el típico workaholic, es casado y regresa la mujer con los 3 niños de la finca o esa compatibilidad casi celestial que usted pensó que existía pues no era tan real. 

Es posible que no toda la magia se acabe, hay varios casos en los que esos romances vacacionales duran mucho tiempo, (no tengo pruebas, pero tampoco dudas) no es fácil, pero hay que entender varias cosas, en especial y para los que vivimos en Bogotá, el trabajo y tener que moverse en Transmilenio a hora pico lo cambia a uno por completo, prácticamente le toca a uno conocer a la persona de nuevo; coincidir en tiempos  es difícil y como uno venia acostumbrado a una disponibilidad  frecuente pues tiende uno a armarse unos vídeos divertidísimos en la cabeza, pero no es imposible, ahora hay que estar abierto a todas las posibilidades:   que  el gusto no sea tan fuerte como  para continuar con el romance,  el tipo de interacción cambia,  usted pase a ser parte del “ganado” (odio esta palabra) del nuevo año, y un sin fin de posibilidades que no se me ocurren en este momento;  pero todo depende de lo que uno quiera y esté dispuesto a asumir, eso sí siempre trate de tener las reglas claras, para que después las expectativas no le quiten la paz mental.

Por lo que a mí respecta debo admitir que me gustan los amores de verano, aunque me encantaría que fueran un poco menos fugaces;  mi hipótesis es que el saber que va a ser por un tiempo limitado es lo que me permite disfrutarlos al máximo y particularmente con mi último amor de verano deje salir toda mi cursilería, fue lindo reencontrarme con mi damisela en peligro….  por eso a mi último amor de verano solo puedo agradecerle, por los recuerdos que quedan, los bailes de pies descalzos, las canciones descubiertas, las cenas a las 2 de la mañana, y los cafecitos compartidos, por la sensación de libertad y miedo al mismo tiempo, gracias porque en sus ojos volví a sentirme hermosa en todas mis versiones, gracias por ese chispazo de vida que me recargo y me dejo con la mejor energía para el inicio de mis 30 años. 

Dulces y pervertidos sueños
Con cariño Ratona